miércoles, 2 de septiembre de 2015




FLOR DE CEMENTERIO


Cuando el fuego se terminó
y todas esas olas no pueden romper más fuerte de lo que han hecho
cuando no puedes oír mas balas zumbando a tu alrededor
sabes que es el momento perfecto para cantar victoria
y no saber ya si es de noche o es de día  
y aceptar que has dejado de ser un héroe.
Pero hoy tuve que escuchar a alguien
contándome que la han visto
Y todo dejó de importarme en este momento
ni las balas, ni el fuego que ya no quema, ni el mar desolado
sólo se el dolor tan grande que me ha dejado
el saber que ella no está bien
que luce tan mal,
que no es feliz,
que se ha marchitado.
Y sé que aún no estoy listo
porque la lluvia evitaba que yo llorara
pero hoy no llovió,
y no me queda nada para defenderla.
Y solo quisiera ser de nuevo el ángel que aterriza
en su sucio paraíso
Y hacerla sonreír de nuevo
cómo en los viejos tiempos.
Nada me importa en este momento
podría regocijarme,
pero sólo siento un dolor terrible
al saber que ella no es feliz.
Y que luce tan mal
Y que ella me arrancó las alas
Y que la lluvia no regresará…








viernes, 6 de marzo de 2015


                                                        EL ABRAZO DEL DIABLO




El blues es como el diablo viene y te lanza un hechizo“, Lonnie Johnson en ‘Devil’s got the blues’.

Es cierto. El blues es un acto íntimo. El blues encierra una alta carga sexual y religiosa, y solo quien vive de cerca este género podrá entender todas las sensaciones que provoca.

Para tocar bien el blues hay que dar tú alma a cambio, esa  es la regla. No obstante hay otra regla mas certera y cruda: Para tocar bien el blues tienes que dar tu juventud a cambio. Y el autor de estas líneas comparte una más: para tocar bien el blues tienes que tener el corazón eternamente roto.

La asociación diabólica de este género no es casualidad ni producto de la mercadotecnia. Desde Tommy Johnson hasta el legendario Robert y su conocido pacto en el cruce de la autopista 61 y la autopista 49, el blues siempre ha sido asociado a todo lo "malo", el alcohol, el sexo, los excesos. No podrías imaginarte a un tipo "bueno" tocando el blues. Para ser un bluesman hay que tener el alma rota y estar lejos de las cosas buenas del mundo. Una representación musical de la fascinación de los seres humanos por el mal, por querer romper las reglas y saborear lo prohibido, virtud que hace al blues irresistible como la mirada de una serpiente.

La otra tarde estaba tocando blues como suelo hacerlo desde hace muchos años atrás pensando en que no necesitas ir a una encrucijada cuando el alma misma es un cruce de caminos. Nunca me he sentido mas allá de ser un buen guitarrista tocando el blues con sentimiento. Pero no puedo encontrar una explicación para lo que ocurrió esa tarde de martes de marzo

Como muchas veces me conecté al amplificador Kustom y busqué una pista adecuada en Youtube para hacerme acompañar y solté mis solos deslizando mis dedos en esa vieja Epiphone 1991 que aún conservo. (Como la mayoría de las mujeres de mi vida he tenido muchas guitarras pero por extrañas circunstancias las he perdido, solo conservo a la primera). No sé exactamente que fue lo que ocurrió pero esa tarde experimenté el glorioso abrazo del diablo. Mis dedos comenzaron de repente a ejecutar de forma prodigiosa y automática unos solos increíbles, majestuosos. Me sentí sorprendido, pasé de ejecutar mis rutinarios licks a tocar figuras y texturas sónicas desconocidas totalmente para mi. Era un verdadero trance en el que  no dejé de tocar y decidí abandonarme a aquel prodigio que solo puedo asimilar a una gran experiencia sexual en la que de forma involuntaria las sensaciones y los movimientos son vertiginosos y salvajes, pero delicados y virtuosos a la vez.

Asombrado vi a mis dedos recorrer el brazo de la guitarra en prodigiosas figuras convertidas en sonidos alucinantes y dignos de cualquier maestro de la vieja escuela del blues. Nunca había sentido esa seguridad y soltura en una ejecución y menos en un género tan difícil y solo acerté a sentirlo y a concluir aquel solo inolvidable en un maravilloso estallido eyaculatorio de ese orgasmo sónico que sigue estremeciendo mi alma a cuatro días.

Se preguntaran que pasó después. Y la verdad es que solo atiné a sentirme maravillado y desconectarme del amplificador temiendo arruinar la sensación, prefiriendo abandonarme a ese flash post-orgásmico. Y desde aquella vez no he querido volver a intentarlo temiendo que la magia me haya abandonado. Mi curiosidad me llevó a investigar y preguntando me encontré con las afirmaciones de viejos bluesman que afirman que eso que me ocurrió es el rarísimo "Abrazo del Diablo", el premio por tu lealtad, el beso que sella la aprobación de Lucifer hacia tu forma de tocar su música . Y también hubo otros tantos que me dijeron que simplemente tantos años de práctica y de escuchar de forma casi obsesiva todas las noches a los maestros del blues rindieron resultado. Sinceramente prefiero quedarme con la explicación de los viejos bluesman, pues nadie puede hablarte del diablo si no ha perdido al menos una vez en su vida el alma.

Al final el infierno no es tan malo como lo pintan, dicen algunos...

Esta noche intentaré de nuevo. Espero que el diablo no haya decidido abandonarme y se haya quedado para enseñarme a rasgar algunos nuevos blues. Total, no tienes mucho que perder cuando ya has perdido tu alma...